Parece que la respuesta a la pregunta que planteamos a modo de título es bastante obvia, ¿no?: «¿Qué va en el contenedor amarillo?»… pues los envases ligeros: envases de plástico, bricks y latas. Esta es la respuesta rápida y sencilla pero…¿y si te digo que según la Orden AAA/1783/2013 también puedes tirar al contenedor una percha o una maceta?
La gestión de los residuos de envases ligeros es ciertamente muy compleja. En un primer momento, la Ley 11/1997 de envases y residuos de envases hacía una pequeña descripción de qué se consideraba un envase, pero con el paso de los años se ha visto que es insuficiente. Para tratar de clarificar el concepto se publicó la Orden AAA/1783/2013 que pone ejemplos de qué se considera envase, y por tanto va al contenedor amarillo, y qué no. Pero si leemos con detenimiento esta orden encontramos varias cosas curiosas, por ejemplo:
- Una percha comprada junto con la ropa en una tienda sí es un envase (al amarillo), pero si la percha la compro por separado cuando se convierta en un residuo no se considerará envase (al contenedor de fracción resto).
- Si compro un bocadillo en un bar y me lo venden envuelto en papel de plata, cuando quiera tirar el papel de plata éste sí se considera envase (al amarillo); pero si el bocadillo me lo hago en casa y lo envuelvo con papel de plata que he comprado en un rollo, cuando se convierta en residuo no se considerará envase (al contenedor de fracción resto).
- La maceta comprada junto a la planta, sí es envase (al amarillo); pero si la maceta la he comprado por separado, no (a la fracción resto)….
Y llegados a este punto nos preguntamos: si las perchas, las macetas y el papel de plata, lo compre donde lo compre, son del mismo material ¿no pueden seguir el mismo proceso de reciclado?… La respuesta es claramente sí…entonces ¿porqué se hace esta distinción?…
Para gestionar los residuos de envases ligeros en España, existe un Sistema Integrado de Gestión (SIG) que regula los flujos de residuos y vela por su recogida selectiva. Para que el SIG funcione todos los fabricantes de envases pagan una cuota en concepto de «punto verde», con esto se aseguran de que estos envases serán reciclados al final de su vida útil. ¿Qué pasa con la percha o la maceta que compro en el súper? que no paga punto verde, por lo tanto el SIG no se hace responsable de su recogida selectiva y futuro reciclaje. De esta forma, lo que va o no al contenedor amarillo no depende tanto de su potencialidad para ser reciclado como de si económicamente se ha contribuido o no al sistema.
No obstante, como he dicho al principio, gestionar la inmensa cantidad de residuos de envases que se generan todos los días y las distintas tipologías que existen es algo que entraña gran dificultad y un SIG como el que tenemos en nuestro país ha conseguido montar una infraestructura que ha permitido recoger y reciclar 14 millones de toneladas de residuos desde que se creó en 1998 (fuente: http://www.ecoembes.com/es/ciudadanos/ecoembes-y-el-medio-ambiente/beneficios-reciclaje).
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