Del 16 al 22 de septiembre de este año 2014 se celebra la Semana Europea de la Movilidad. Admitiendo sin ambages que el diseño de las ciudades modernas se hizo pensando en los automóviles y no en las personas que debían habitarlas, la Comisión Europea pide a ciudadanos e instituciones acciones decididas y permanentes para cambiar este modelo urbano que ha resultado a todas luces tan nocivo para el medio ambiente y la salud de las personas. Sin embargo, en esto como en muchas otras cosas, la sociedad va muy por delante de los gobiernos y, mientras proliferan en el entorno urbano ciclistas, patinadores y otras opciones alternativas de movilidad, parece que ni el estado, ni las autonomías ni los ayuntamientos saben muy bien qué hacer con ellos.
El tema elegido para esta edición: «Our streets, our choice», tiene un claro talante reivindicativo y parece querer incitarnos a todos a tomar el control de lo que queremos que pase en nuestras calles en lo que a movilidad se refiere. Pero lo cierto es que, si los datos de la encuesta de movilidad de la UPV son extrapolables al resto de la población, el coche sigue siendo el gran protagonista del paisaje urbano español y es que, para muchas personas, esa «elección» de la que habla la Semana Europea de la Movilidad, es y seguirá siendo el coche; hasta tal punto que llega a condicionar la ubicación y el aspecto de los lugares en que vivimos o a los que vamos e incluso la forma en que hacemos las cosas.
Mientras tanto, los mensajes enviados a los ciudadanos por los diferentes organismos públicos y privados relacionados con la movilidad no dejan de resultar contradictorios. Mientras se nos incita a dejar el coche en casa en nuestros desplazamientos urbanos, se incentiva económicamente la compra de automóviles; mientras se ensalzan las bondades de la bicicleta, la regulación de su uso no deja de restringir o incluso eliminar esas bondades y trata a los ciclistas como una molestia tanto para el tráfico como para los peatones.
Por contra, es esperanzador el objetivo «Movilidad bajo demanda» que se plantea la ciudad de Helsinki para 2025, sobre todo por el hecho de que, al parecer, la juventud finlandesa es cada vez más reacia a adquirir coches privados, ¿qué ha motivado este cambio de mentalidad? ¿sería posible aplicar la misma estrategia en España?… Teniendo en cuenta que la distancia media de los desplazamientos urbanos no supera los 3 km, ¿qué es lo que hace que le tengamos tanto apego a nuestro coche?… Quizá todo sea tan sencillo y tan complicado como una simple elección.