En el estudio de movilidad realizado para la UPV por el Instituto de Transporte y Territorio en el año 2010 se calculó que el grado de llenado de los coches que se desplazaban hacia o desde el campus de Vera de la universidad era de 1,12 en el caso de los alumnos y 1,10 en el caso del personal. Los datos obtenidos en la pregunta de la automatrícula de los alumnos para el curso 2011-2012 van en la misma dirección ya que menos del 20% de los que utilizan el coche dijeron hacerlo como acompañantes.
Las ventajas económicas y medioambientales de compartir el coche son evidentes, sólo con que vinieran dos personas en cada coche el consumo de combustible se vería reducido a la mitad y con él las emisiones de gases a la atmósfera y el coste económico. Sin embargo la mayoría de las iniciativas dirigidas a fomentar esta práctica en el ámbito universitario no han dado los resultados esperados, quizá porque es difícil que los horarios cuadren o quizá porque resulta incómodo compartir el coche con desconocidos. Los datos son contundentes: menos de la quinta parte de los alumnos que utilizan el coche dicen hacerlo alguna vez como acompañantes y se estima que apenas el 5% de ellos comparten coche de manera habitual.
A pesar de todo, compartir coche sigue siendo una buena idea si se dan las condiciones adecuadas, no sólo sale rentable económicamente sino que además, compartiendo coche reducimos el consumo de recursos, las emisiones de gases contaminantes y la contaminación acústica lo que nos permite minimizar el impacto sobre el medio manteniendo la comodidad y versatilidad de este medio de transporte.