La UPV reduce su consumo energético en cerca de un 6%. Este es uno de los datos que se desprenden del último control y seguimiento de los objetivos ambientales de la universidad para el año 2014. Sin embargo, la pregunta que a casi todos interesa no es ¿cuánto he reducido mi consumo? sino ¿cuánto he reducido mi factura? y lamentablemente, aunque la respuesta a la primera pueda ser un orgulloso «MUCHO», la respuesta a la segunda probablemente sea un decepcionante «NADA». Estos son los misterios de la factura de la luz, de la de casa y de la de la universidad (que al fin y al cabo la pagamos entre todos), de la mía y de la de cualquiera. Es cierto que la motivación para el ahorro no debería ser exclusivamente económica, pero el sentido común indica que si consumo menos no debería pagar más.
Lo cierto es que el gasto anual en luz es cada vez mayor, aunque el consumo sea igual o menor. Unos gritan que la culpa la tienen las primas a las renovables, otros que es por el déficit de tarifa, por la liberalización del mercado o por la dependencia energética de España. Unos echan la culpa a las empresas, que ya se sabe que son lo peor que le puede pasar al ser humano, otros al gobierno que está empatado con las empresas en el ranking de los peores, y hay quien me echa la culpa a mí por derrochón. La mayoría dice cosas que no entiendo y cuando intentan explicarlas lo único que consiguen es confundirme más…, probablemente todos tengan parte de razón y todos estén en parte equivocados. Lo que sí sospecho es que no estarían hablando de esto con tanta beligerancia si no les estuvieran tocando el bolsillo, así que cuando alguien dice: «la culpa es de…», lo que quiere decir es «el dinero se lo está llevando…», lo que en el fondo implica un «me cago en todo porque no me lo estoy llevando yo».
Pero, ¿cómo se fija el precio de la luz?, ¿cuál es el factor determinante que hace que la factura suba y suba sin parar?, ¿qué impacto real tienen las primas a las renovables, es cierto que por un lado lo suben y por otro lo bajan? ¿cómo es posible que el gobierno haya dejado de pagar su parte durante tantos años? ¿Por qué si yo contraigo una deuda me quitan el dinero de mi cuenta y si la contrae el gobierno lo quitan de las cuentas de todos?… Pues si os he de ser sincero, no sería capaz de explicarlo y eso es ya de por sí algo inquietante porque como muy bien dice el refranero: «a río revuelto ganancia de pescadores» y me temo que nosotros no somos los de la caña.